Anónimo dijo...
El martes cometí un tremendo error. Me equivoqué. Allá que iba yo tan feliz a echar mi rato de pedales y una vez más, volví a confundir los horarios. Las 20,30 del martes no son las 20,30 del lunes. En vez de meterme en la clase de nuestro Cappo, que dio la clase a las 19,30, me metí en una clase de …KARAOKE. ¿Karaoke? Si, señor, válgame Dios, karaoke. Karaoke a 135 bpm, a 165 pulsaciones por minuto, sin respiro, sin calentamiento, sin miramientos, con el corazón en la boca.Una música chiringuitera salida del averno (véanse los títulos en la contraportada del CD Caribe 2006), más propia de una barbacoa en la playa, resonaba en los altavoces. Y ella, subida en la tarima, acompañaba todas y cada una de las canciones. Menuda matracada. Tengo que decir a su favor que esta vez no se bajó de la bicicleta para apretar la resistencia de los allí asistentes. ¿Pero cómo demonios se puede poner una música tan poco apropiada? Veamos, los tiempos de la lambada y el bachateo barato son para las noches de agosto. Lo que pega son ritmos marcados y cuanta menos letra haya, mejor. La música tiene su consecuencia.A ver, hagamos números, números gordos. En una clase de 45 minutos, con 5 minutos de calentamiento y otros 5 minutos de estiramiento y enfriamiento, un spinner habituado da alrededor de 4.200 pedaladas. En la misma clase del martes, cuando todos los asistentes estaban con el corazón en la boca, los cuadriceps ardiendo y las rodillas embotadas, la chica de la tarima pudo dar en torno a 5.000 pedaladas. Casi un 20% más.Vuelvo a decir que el “spinning” es para divertirse y no para reventar. La muerte del caballo no es aconsejable bajo ninguna de las maneras.Lo peor de todo es que la chica terminó la clase y parecía que hubiera estado dando un paseo por la calle, por el parque. Sin signos de agotamiento, ni respiración acelerada. Con una sonrisa de oreja a oreja, lo cual es de agradecer.Sinceramente, si algún día decide cambiar su estilo musical y en vez de correr a 140 pedaladas por minuto lo hace a 125, puede que asista a sus clases y que incluso las disfrute. No hay nada que reprochar, solo que no me acaba de convencerme.
12 de septiembre de 2007 16:38